lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Y entonces? ¿Cómo volver a hacer lo que uno quiere?


La dosis de libertad que se necesita para hacer lo que se quiere es elevada en una sociedad como la nuestra. En otra oportunidad escribí el título de un texto que resultó ser una blasfemia al derecho internacional “Vuelve a hacer lo que te gusta”, y digo blasfemia por no referirme a mí mismo como un desarticulador de sistemas, un egoísta que niega la “universalidad” de los derechos humanos, en fin, tengo derecho a equivocarme, incluso en este blog que es des-estrés.


Cuando me refería a la posibilidad de hacer lo que te gusta, me refería a la actitud que debemos asumir frente a la adversidad –a la repetición- que debe permitirnos hacer cosas diferentes, aunque no sean esencialmente contrarias a las del día a día, que nos permitan espacios de diversión. 

Esa actitud para afrontar las adversidades y hacer lo que se quiere, siendo feliz, es el toque de ser que se le escapó a la razón en la conformación humana, ciertas personas tienen mayor capacidad de unir lo racional con lo emocional, otros tienden a convertir al otro emocional en una piedra o incluso llevarla al exilio mental mientras sostiene pensamientos repetitivos acerca de la gravedad de lo sucedido y la responsabilidad en ello.

No trato de explicar alguna ciencia humana que desconozca sobre la actitud de la vida, sino de visibilidar el entendimiento sobre lo habitual de la vida siempre que no se tenga el talante adecuado para afrontar las adversidades. Es difícil de entender, pero creo que se trata de tres actividades: 1. Prevenir la monotonía, 2. Actuar contra la monotonía, y 3. No preguntarse lo que no tiene respuesta.

Quienes conocen Bogotá y la han vivido, o “sufrido” da igual para el buen entendedor, durante un tiempo saben lo que se siente tratar de pensar racionalmente en las actitudes y facetas de los otros, por ejemplo en transmilenio, lo monótono que se vuelve la búsqueda de un puesto, incluso lo capaz que se puede ser de ir en contra de los otros por ubicar un buen lugar, solo un poco más cómodo. Sumarle a ello, lo capaz que podemos ser de aprender a llevar una rutina con leves “variaciones”[1] en la que el despertar, desayunar, salir a trabajar, almorzar, trabajar y dormir, es la contante, incluso fines de semana.

Las razones no sirven para explicar la monotonía de las cosas y lo vacíos que nos vamos volviendo cuando lo permitimos, por ejemplo, tuve que crear este blog para no sentir ese vacío de no escribir líneas sensatas, en textos jurídicos, y no sentirme mal mientras veo que quienes estaban en mi horizontal ahora tienen una diagonal que los ha llevado a lugares lejanos, que culpa tengo de ser tan disperso, bueno sigamos hablando de futbol.

No preguntarse lo que no tiene respuesta se trata de evitar hacerse daño razonando sobre situaciones o hechos que aunque pueden ser humanos no puedan ser explicados, como ¿Por qué paso así? ¿Por qué no me pasó antes? ¿Cómo sería si? ¿y si hubiese pasado de otra forma? Y así por el estilo. Ahora bien, pido no confundir el preguntarse cosas que no tienen respuesta con el no preguntarse ninguna cosa, que a un preguntón como yo le queda feo afirmarlo.

Volver a hacer lo que te gusta requiere ser un insensato con muchas cosas que requieren tiempo, con uno mismo, requiere tener un toque de actitud por el cambio, apología a la razón, y eso definitivamente hoy no lo tengo.
 

[1] Como levantarse 15 minutos más tarde o salir solo un poco más temprano.