domingo, 5 de diciembre de 2010

El final esperaNdo


Pensé que debía comenzar por contar algo de mí, algo que, no se… fuera parte de este espacio.
Sin embargo, por andar pensando en pensar, en carranguerias, recordé la primera vez que escribí un texto con dedicación, era el segundo semestre del pregrado.  La elección del tema fue el descubrimiento academico más grande que había realizado en mi vida hasta entonces.
Todo empezó por andar leyendo ese libro de pasta verde, que fue el único libro propio que tuve en la Universidad. Esa pobre constitución fue leída más veces que las columnas de Coronel en un buen fin de semana de esos en que uno no termina de reírse de las barrabasadas del expresidente alegando por twiter o de los que intentan justificar asuntos evidentemente políticos, perdón: absurdos.
En uno de los apartes, se encontraba la déclaration des droits de l´homme et du citoyen y un tal droit de résistance à l'oppression, que por demás era incomprensible mientras intentaba formarme en procesos democráticos de teoría del Estado o del derecho penal, precisamente el desafío era entender semejante exabrupto formulado a finales del siglo XVIII.
Durante tres años intente comprender el asunto. Después de leer y escribir sobre el tema, nunca pase de la página 48, no se publicó y creo que si entonces no encontré como desenvolver ese nudo de 30 páginas hoy se hace un poco más difícil, además de complicado por los contextos.
Ahora bien, luego de semejante complicación, me propuse nunca dejar un tema sin final, hoy comprendo que logré mi cometido, aunque la fuente del compromiso sigue sin final.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Comienzo...

Comienzo por señalar que como se puede inferir del título, el contenido es apocado, no tiene mayor valor, es poco útil, de poca monta.
Ese es el fin... solo letras, palabras, discurso construido que permita señalar espacios y tiempos que han sido o serán en esta existencia llena de tantas cosas...